La industria de la automoción está experimentando una rápida transformación, con los vehículos autónomos a la vanguardia de esta innovación. Garantizar la seguridad de estos sistemas complejos es primordial, y tres estándares clave guían su desarrollo:

  • ISO 26262: Se centra en la seguridad funcional (FuSa), definida como “la ausencia de riesgos irrazonables debido a peligros causados ​​por el mal funcionamiento de los sistemas E/E”. Esta norma fue el principal objetivo de seguridad para los vehículos tradicionales hasta la llegada de los coches autónomos.
  • ISO 21448: Aborda la seguridad de la funcionalidad prevista (SOTIF), definida como “la ausencia de riesgos irrazonables debido a peligros resultantes de insuficiencias funcionales de la funcionalidad prevista o su implementación”. SOTIF aborda los desafíos de seguridad emergentes que plantea la integración de algoritmos sofisticados en vehículos autónomos. En lugar de sustituir la ISO 26262, SOTIF la complementa, exigiendo que se tengan en cuenta ambas normas para garantizar la seguridad integral.
  • ISO 21434: Aborda la ciberseguridad para vehículos de carretera, especificando requisitos de ingeniería para la gestión de riesgos de ciberseguridad. Este estándar tiene como objetivo hacer que los vehículos autónomos sean resistentes a ataques externos maliciosos, garantizando su confiabilidad en el ámbito digital.

Al adherirse a estos estándares esenciales, la industria de la automoción puede allanar el camino para la integración segura de vehículos autónomos en nuestras carreteras.